El Sistema Nervioso es un
conjunto de órganos formados por tejido nervioso, las células que lo forman se
llaman neuronas.
Su función es la de captar
estímulos del entorno, (externos), o del mismo organismo, (internos), procesa
la información y genera respuestas.
Las respuestas del Sistema
Nervioso se generan por la actividad neuronal, hay un intercambio de
información entre las neuronas, que producen diferentes respuestas a los
diferentes estímulos. Esta actividad neuronal se llama SIPNASIS, del griego “enlace” “unión”, proceso de
comunicación entre células, que puede ser de neurona a neurona o de una neurona
a otro tipo de célula. Este proceso se lleva a cabo porque la neurona segrega
un tipo de compuestos químicos llamados neurotransmisores,
que se depositan en el espacio sináptico (espacio intermedio entre neurona
transmisora y célula receptora), estos mensajes inician o inhiben un impulso
nervioso.
Existen muchos tipos de
neurotransmisores, que relajan o excitan el sistema nervioso, todos tienen su importancia
para un correcto funcionamiento de nuestro organismo. Los neurotransmisores que
nos interesan en la disciplina del Yoga son los que nos aportan estados de paz
y relajación.
Es una extraordinaria causalidad
que sinapsis (palabra que proviene del griego) y yoga (palabra que proviene del
sánscrito) tengan el mismo significado: “unión”, quizás nos puede dar una idea
de la relación que puede haber entre la sinapsis y el yoga, entre la unión de
células y la unión del cuerpo-mente con nuestra consciencia-energía
La base principal de la practica
de yoga y meditación, es la respiración natural, cuando realizamos
correctamente la respiración abdominal o diafragmática, activamos el nervio
vago, que es un conjunto de nervios que se originan en la parte superior de
la médula espinal., y el eje fundamental del sistema nervioso parasimpático. El
Sistema Nervioso Parasimpático es el que nos da calma y nos produce sensación
de seguridad y tranquilidad. Este estado de relajación se consigue con las
respiraciones lentas y profundas, estimulando el nervio vago y haciendo que las
neuronas produzcan el neurotransmisor acetilcolina,
un potente tranquilizante, y el primer neurotransmisor identificado por los
científicos. El principal beneficio de todo este proceso, es que se produce un
equilibrio entre los dos hemisferios cerebrales, el hemisferio izquierdo y el
derecho entran en un estado de hondas Alpha. Esta información de tranquilidad,
se transmite a todos los órganos que están en contacto con el nervio vago, es
un viaje de ida y vuelta: el ritmo cardiaco se ralentiza, los pulmones, el
hígado, los órganos digestivos… todo nuestro organismo entra en un estado de
tranquilidad por el mero hecho de estar atentos a la respiración…
Así como la práctica del yoga y
meditación activa nuestro Sistema Nervioso Parasimpático, estudios científicos
han demostrado también, que ésta práctica cambia la estructura del sistema
nervioso en general y lo regenera, esto es la neuroplasticidad.
Cuando activamos el nervio vago, estamos
abriendo un mundo de posibilidades a mejorar en todos los aspectos, físico,
mental, emocional… Cuando conseguimos un estado de paz y tranquilidad, nuestro
organismo tiene la posibilidad de regenerarse y renovar tejidos, órganos,
rejuvenecer…
Por último, dejo algunas
reflexiones:
Nuestro organismo tiene que verse
como un todo, un sistema de comunicación con la energía e información de la que
estamos constituidos, si ponemos atención a esa energía podemos modificarla
según nuestra intención.
Nuestro cuerpo físico metaboliza todos los pensamientos,
sentimientos, emociones, a través de un sofisticado sistema, el sistema
nervioso.
Nuestro cuerpo es el resultado final de la energía e
información que activamos con nuestra atención.
Cuando estamos atentos en el momento presente, con la
intención, podemos modular nuestros pensamientos, emociones, sentimientos, y
así moldear nuestro cuerpo físico.
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